Cultura y Espéctaculos

Hacia una política económica de la cultura

En el contexto de la discusión sobre el presupuesto 2025 para el Sector Cultura, se presenta el desafío de diseñar una política económica que abarque la totalidad del sector, sus agentes y las dinámicas que lo componen. La reciente estimación del impacto de la cultura en el Producto Interno Bruto (PIB) por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que en 2023 alcanzó el 2.7%, subraya la importancia de este sector en la economía del país. Sin embargo, la iniciativa del Ejecutivo Federal para el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025 asignó la cifra más baja en los últimos años al rubro cultural, lo que genera preocupación sobre la capacidad del gobierno para respaldar adecuadamente este sector.

El impacto de la cultura en la economía va más allá de su aporte al PIB. La cultura tiene un poder transformador que impacta en la sociedad, mejora el bienestar colectivo y es clave para el desarrollo de las industrias creativas. No obstante, una asignación presupuestaria insuficiente para el sector limita su crecimiento, debilita su infraestructura y reduce el acceso de la población a la cultura. Esto resalta la necesidad de replantear cómo se asignan los recursos a las diversas expresiones culturales del país.

Una política económica cultural eficaz debe considerar la creación de una infraestructura robusta para la creación, distribución y consumo de productos culturales. Además de generar crecimiento y empleo, este enfoque debe fortalecer la identidad y cohesión social del país. La cultura no debe ser vista como un lujo, sino como un componente esencial para el desarrollo económico y social.

El diseño de esta política debe ser integral, buscando no solo financiar proyectos específicos, sino crear un marco que permita el desarrollo sustentable de las diversas disciplinas culturales, desde las artes visuales hasta la música, el teatro, la danza y la literatura. Además, debe reconocer el papel de las pequeñas y medianas empresas, que son las grandes impulsoras de la creatividad e innovación en el sector cultural.

El debate sobre el presupuesto y la forma en que el gobierno aborda la cultura es una oportunidad para redefinir las prioridades nacionales. Es necesario que todos los sectores de la sociedad, incluidos los actores culturales, universidades, comunidades y ciudadanos, participen en este diálogo, garantizando que la cultura reciba el apoyo que necesita para contribuir al bienestar y desarrollo del país.

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