Noticias Tecnología e Innovación

¿Por qué México está quedándose atrás en patentes tecnológicas?

¿Por qué México está quedándose atrás en patentes tecnológicas?

Mientras países como China, Corea del Sur y Estados Unidos rompen récords cada año en solicitudes de patentes tecnológicas, México parece ir en reversa. A pesar de contar con universidades reconocidas, talento joven, e incluso una incipiente industria de innovación, la producción de patentes en el país sigue estancada. ¿Qué está frenando la creatividad nacional? ¿Falta de inversión, de visión, o de incentivos?

Las cifras no mienten: una brecha creciente

Según datos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), en 2023 se registraron poco más de 16 mil solicitudes de patente en México. De esas, apenas el 7% fueron presentadas por mexicanos. El resto proviene de empresas extranjeras que buscan proteger sus productos e invenciones en territorio nacional.

En comparación, Corea del Sur genera más de 200 mil patentes anuales, en un país con menos de la mitad de la población de México. Incluso Brasil, con una estructura económica similar, ha superado a México en solicitudes nacionales en los últimos tres años.

Universidades con potencial, pero sin respaldo

En las aulas del IPN, la UNAM, el Tec de Monterrey y muchas otras instituciones públicas y privadas, se desarrollan proyectos con valor real: dispositivos médicos, aplicaciones digitales, soluciones industriales. Sin embargo, la mayoría nunca llega a la etapa de registro. ¿La razón? El trámite es largo, caro y poco accesible para estudiantes e investigadores.

Además, muchas universidades carecen de oficinas especializadas en propiedad intelectual o no tienen convenios efectivos con el IMPI para acompañar a los creadores durante el proceso. Esto desmotiva a investigadores jóvenes, quienes terminan compartiendo sus ideas en ferias académicas sin protección legal alguna.

Empresas mexicanas: más consumidoras que generadoras de tecnología

El sector privado tampoco ha sido un motor fuerte en la producción de patentes. Aunque hay empresas que desarrollan software, maquinaria y procesos propios, muchas optan por importar tecnología ya registrada. ¿Por qué? Porque innovar cuesta, y proteger la innovación legalmente también. A esto se suma que pocos empresarios comprenden la importancia de patentar sus desarrollos o prefieren “guardar el secreto” en lugar de registrarlo.

El costo como freno principal

Registrar una patente en México puede costar entre 10 mil y 30 mil pesos, dependiendo del tipo de invención, si se contrata asesoría y cuántas modificaciones requiere el proceso. Para un emprendedor o estudiante, esa cantidad es simplemente inaccesible.

Y aunque existen programas de apoyo, como el Fondo de Innovación del Conacyt o convocatorias de la Secretaría de Economía, la burocracia para acceder a ellos sigue siendo un obstáculo. Muchas veces, el apoyo llega tarde o no llega nunca.

La cultura de la protección intelectual: casi inexistente

Otro gran problema es cultural. En México, aún no se entiende del todo que una idea puede tener valor comercial. Se piensa en vender un producto, pero no en registrar el proceso. Se promueve la creatividad, pero no su protección.

En contraste, países como Japón enseñan desde la secundaria cómo funciona el sistema de patentes. En Silicon Valley, registrar una idea es parte del proceso natural de emprender. Aquí, seguimos viendo la propiedad intelectual como algo ajeno, técnico y reservado para grandes firmas.

¿Qué se puede hacer para revertir esta tendencia?

1. Democratizar el acceso al registro de patentes

El IMPI necesita simplificar sus procesos, ofrecer asesoría gratuita real (no solo en línea) y crear ventanillas móviles en universidades y centros de innovación. También sería clave reducir los costos para inventores independientes o pequeños emprendedores.

2. Incentivar la inversión en innovación

Las empresas mexicanas deberían tener beneficios fiscales reales si registran patentes nacionales. Hoy, la ley lo contempla, pero con requisitos que la mayoría de las pymes no pueden cumplir.

3. Formación desde la educación media

Incluir módulos sobre propiedad intelectual en bachilleratos técnicos, universidades y centros de capacitación tecnológica puede sembrar el interés desde temprano.

4. Campañas de difusión con impacto

No basta con hacer conferencias en auditorios vacíos. Hace falta una estrategia pública de comunicación que muestre casos de éxito, los pasos a seguir, y sobre todo, los beneficios de proteger una idea. Si la gente no entiende el valor de una patente, no va a tramitarla nunca.

Casos que sí lo han logrado

A pesar del panorama gris, hay excepciones. Startups como Grin (monopatines eléctricos), salaUno (servicios oftalmológicos con tecnología propia), o la Universidad Autónoma de Querétaro, que en los últimos años ha registrado más de 20 invenciones de docentes y alumnos, muestran que sí se puede. Pero necesitan ser la regla, no la rareza.

México tiene talento, pero le falta respaldo

Las ideas no valen solo por existir. Valen cuando se protegen, se desarrollan y se llevan al mercado. México no carece de creatividad. Lo que le falta es una estructura sólida que permita a quienes están innovando convertir sus proyectos en propiedad legal, en tecnología nacional, y en riqueza real. Seguir importando ideas cuando podemos generar las propias es una decisión costosa. Y cada año que pasa sin cambiar eso, nos hace más dependientes y menos competitivos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *