El mundo de la música tradicional está de luto tras el fallecimiento de José Ávila, director, músico y fundador del grupo Los Folkloristas, quien partió a los 86 años dejando un legado invaluable en la preservación y difusión del folklore latinoamericano.
José Ávila, nacido en la Ciudad de México en 1938, dedicó su vida a la investigación, rescate y promoción de las tradiciones musicales de México y América Latina. En 1966, junto a un grupo de entusiastas de la música, fundó Los Folkloristas, una agrupación que rápidamente se convirtió en un referente cultural, llevando los sonidos y las historias de las comunidades indígenas y rurales a escenarios nacionales e internacionales.
Los Folkloristas no solo se distinguieron por su compromiso con la autenticidad musical, sino también por el uso de instrumentos tradicionales, como la quena, el charango, el arpa y la jarana, muchos de los cuales fueron fabricados por artesanos locales. La agrupación se destacó por su capacidad para adaptar canciones tradicionales a un formato que resonara con públicos modernos, sin perder la esencia de las culturas que representaban.
José Ávila no solo fue un músico virtuoso, sino también un investigador comprometido con documentar y preservar la diversidad cultural de América Latina. Su visión trascendió el ámbito musical, influyendo en proyectos educativos y programas culturales que fomentaron la apreciación de la riqueza musical de la región.
A lo largo de su carrera, Ávila y Los Folkloristas recibieron múltiples reconocimientos, tanto en México como en el extranjero. Su música formó parte de bandas sonoras de películas, documentales y eventos culturales, consolidando su papel como guardianes de las tradiciones.
Diversas figuras del ámbito artístico y cultural han expresado sus condolencias y recordado el impacto que José Ávila tuvo en sus vidas. “José era más que un músico, era un puente entre generaciones, un narrador de historias a través de las notas de su guitarra”, expresó un colega cercano.
El legado de José Ávila perdurará en cada canción, en cada instrumento y en el corazón de aquellos que entienden la importancia de preservar la identidad cultural. Su partida deja un vacío difícil de llenar, pero también un ejemplo de dedicación y amor por las raíces.