La diversidad genética de la población en América Latina y las enfermedades que afectan a sus habitantes, desde el cáncer y la diabetes hasta infecciones como el dengue, plantean desafíos únicos para el sector médico. En este contexto, los biobancos se presentan como herramientas clave para impulsar la investigación científica y mejorar los tratamientos médicos en la región. A pesar de contar con 44 biobancos, expertos subrayan la necesidad de ampliar su cobertura y establecer una regulación adecuada para maximizar su impacto.
Los biobancos son instalaciones que almacenan muestras biológicas –tales como tejidos, células, sangre y ADN– con el propósito de realizar estudios genómicos, epidemiológicos y ambientales. El éxito de iniciativas como el UK Biobank en el Reino Unido ha demostrado el potencial de esta infraestructura para generar avances médicos importantes. Sin embargo, América Latina aún enfrenta retos significativos en términos de recursos y normativas que permitan a los biobancos operar de manera efectiva.
Incrementar la cantidad de biobancos en la región permitiría enfocar investigaciones en las características genéticas particulares de la población latinoamericana, promoviendo así diagnósticos, tratamientos y estrategias de prevención más personalizados. Según una propuesta de investigadores del Tecnológico de Monterrey y el Instituto de Investigación en Obesidad, publicada en la revista The Lancet Regional Health – Américas, esto fomentaría el desarrollo de la medicina de precisión en la región. La heterogeneidad de etnias y enfermedades en América Latina representa, según los expertos, una oportunidad para diseñar terapias innovadoras que respondan a necesidades específicas.
No obstante, la expansión de los biobancos enfrenta obstáculos importantes, como la falta de financiamiento y la ausencia de normativas estandarizadas. La falta de regulación clara dificulta el manejo del consentimiento informado y la protección de datos de los donantes, una situación que contrasta con países como Brasil, donde existen regulaciones específicas que podrían servir de modelo para otros países latinoamericanos.
El impacto positivo de los biobancos en la investigación médica depende de un esfuerzo conjunto entre gobiernos, instituciones científicas y la sociedad civil. La experiencia de Argentina con su biobanco de cerebros, que permite investigaciones avanzadas en enfermedades neurológicas, ilustra el potencial de estas estructuras para combinar datos clínicos y tecnologías modernas en beneficio de la salud pública.
El desarrollo de biobancos en América Latina es crucial para garantizar que la investigación médica sea representativa de todas las poblaciones, especialmente en una región tan diversa. Actualmente, gran parte de los datos en investigaciones globales provienen de poblaciones de ascendencia europea, lo que limita su aplicabilidad a otras etnias. Potenciar los biobancos en América Latina generaría conocimientos específicos que beneficiarían directamente a sus comunidades.
En conclusión, los biobancos son esenciales para el avance de la medicina personalizada y la mejora de la salud en la región. Expertos instan a los gobiernos y a la comunidad científica a trabajar en conjunto para garantizar que estas instalaciones crezcan no solo en número, sino también en términos de impacto, ética y regulación. La inversión en biobancos representa no solo un avance científico, sino una oportunidad para fomentar la equidad y mejorar la calidad de vida de millones de ciudadanos en América Latina.