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Lo que revela el microbioma de los mexicanos sobre su salud digestiva

En los últimos años, el estudio del microbioma —el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, especialmente en el intestino— ha revelado una enorme influencia en la salud humana. Investigaciones recientes enfocadas en la población mexicana han comenzado a identificar patrones únicos que podrían explicar desde la predisposición a enfermedades metabólicas hasta la eficacia de ciertos tratamientos. El microbioma, lejos de ser una curiosidad científica, se perfila como una herramienta clave para entender y mejorar la salud digestiva de millones de mexicanos.

Un microbioma con identidad propia

Estudios realizados por instituciones como el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) y la UNAM han demostrado que el microbioma intestinal de los mexicanos presenta una composición distinta a la observada en poblaciones de Europa o Estados Unidos. Esta diferencia se debe tanto a factores genéticos como a la dieta tradicional, el entorno ambiental y la exposición a ciertos microorganismos desde la infancia.

Por ejemplo, se ha identificado una presencia más alta de bacterias del género Prevotella, asociadas al consumo de dietas ricas en fibra vegetal, maíz y legumbres, características de la alimentación tradicional mexicana. Esto contrasta con la predominancia de Bacteroides en dietas más occidentales basadas en grasas y proteínas animales.

Relación directa con enfermedades comunes

Una de las líneas de investigación más activas es la que vincula el desequilibrio del microbioma (disbiosis) con enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 y los trastornos digestivos funcionales. En México, donde la prevalencia de estas condiciones es alta, entender cómo influye el microbioma puede abrir nuevas vías de prevención y tratamiento.

Se ha observado, por ejemplo, que personas con obesidad presentan una menor diversidad microbiana, lo cual afecta la absorción de nutrientes y la regulación del apetito. Además, ciertos tipos de bacterias parecen favorecer la acumulación de grasa o la inflamación intestinal, agravando los síntomas de enfermedades crónicas.

El papel de los antibióticos y el estilo de vida

En muchas regiones del país, el uso excesivo e inadecuado de antibióticos ha alterado significativamente el equilibrio microbiano de las personas, eliminando tanto bacterias dañinas como benéficas. Este fenómeno es más común en zonas con menor acceso a servicios médicos formales, donde la automedicación sigue siendo frecuente.

También influyen factores como el estrés, el sueño irregular y la falta de ejercicio, todos ellos comunes en ambientes urbanos y laborales de alta presión. Estos elementos, combinados con dietas bajas en fibra y ricas en azúcares, deterioran la microbiota intestinal y favorecen el desarrollo de enfermedades digestivas y metabólicas.

Fermentados, probióticos y alimentos tradicionales

Frente a este escenario, hay un renovado interés en los alimentos fermentados y las prácticas alimenticias tradicionales como formas naturales de mejorar el microbioma. Productos como el pulque, el tepache, el pozol o el jocoque contienen bacterias vivas que pueden repoblar el intestino con microorganismos benéficos.

Además, el consumo regular de alimentos con alto contenido en fibra —como frijoles, nopales, maíz nixtamalizado y verduras frescas— alimenta a las bacterias intestinales y promueve un ecosistema microbiano diverso y saludable.

Investigación en desarrollo y aplicaciones clínicas

La medicina personalizada basada en el microbioma aún está en fase experimental, pero ya se exploran terapias que incluyen trasplantes fecales, probióticos diseñados a medida y dietas personalizadas según la composición bacteriana individual.

En México, varios hospitales de alta especialidad y centros de investigación están comenzando a implementar protocolos piloto para estudiar cómo adaptar estas terapias al contexto local. El objetivo es lograr tratamientos más efectivos para enfermedades digestivas, pero también para condiciones como la depresión, la ansiedad o los trastornos autoinmunes, donde el intestino tiene un papel más relevante de lo que antes se creía.

Un enfoque preventivo desde el plato

Más allá de la medicina avanzada, los hallazgos sobre el microbioma refuerzan un mensaje básico pero poderoso: lo que comemos afecta directamente nuestra salud. Promover una alimentación rica en fibra, baja en ultraprocesados y variada en frutas, verduras y legumbres no solo mejora la digestión, sino que fortalece el sistema inmunológico, regula el estado de ánimo y reduce el riesgo de enfermedades crónicas.

En ese sentido, recuperar prácticas alimenticias tradicionales mexicanas no solo es un acto cultural o económico, sino una estrategia de salud pública que puede tener efectos de largo alcance.

Una frontera científica con rostro mexicano

El estudio del microbioma está lejos de ser una moda pasajera. Representa una nueva frontera para la medicina preventiva y personalizada, y México tiene un rol relevante que desempeñar. Con una diversidad genética, cultural y dietética única, el país ofrece condiciones ideales para generar conocimiento propio y soluciones adaptadas a su población.

Invertir en investigación, difundir sus hallazgos y promover cambios de hábitos son pasos clave para que el microbioma deje de ser solo un concepto de laboratorio y se convierta en un aliado real para la salud de millones de mexicanos.

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