El dolor crónico afecta a aproximadamente el 30% de la población mundial y abarca afecciones como el dolor lumbar, la artritis, la fibromialgia y el dolor neuropático. Para quienes lo padecen, las opciones de tratamiento son limitadas y, en muchos casos, se recomienda adoptar cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso.
Sin embargo, un reciente estudio destaca que la calidad de la dieta podría jugar un papel más importante que el peso corporal en la gestión de este tipo de dolor.
El estudio y sus hallazgos
Investigadores de la Universidad de Australia del Sur analizaron datos de 654 participantes del Whyalla Intergenerational Study of Health. A través de cuestionarios y mediciones físicas en clínica, se evaluaron los hábitos alimenticios, el estilo de vida y las condiciones de salud de los participantes.
El estudio, publicado en la revista Nutrition Research, encontró que las dietas con alto contenido de carbohidratos refinados, azúcares añadidos y grasas saturadas, combinadas con un bajo consumo de frutas y verduras, se relacionan con mayores niveles de dolor crónico.
Por otro lado, los participantes con una dieta más saludable, basada en alimentos naturales y mínimamente procesados, reportaron menos dolor, independientemente de su peso corporal o índice de masa corporal (IMC).
Diferencias entre hombres y mujeres
El análisis también reveló diferencias interesantes entre hombres y mujeres:
- Mujeres: Aunque puntuaron mejor en calidad de dieta, reportaron mayores niveles de dolor en comparación con los hombres.
- Hombres: El peso y la grasa corporal parecieron tener un mayor impacto en sus niveles de dolor. Además, un consumo moderado de alcohol se asoció con menores niveles de dolor en hombres, aunque este hallazgo debe interpretarse con precaución.
Limitaciones del estudio
Los autores señalaron que, si bien los resultados son prometedores, las herramientas utilizadas, como los cuestionarios dietéticos, pueden estar sujetas a sesgos. Además, no se pudo determinar si las dietas de baja calidad provocan más dolor o si el dolor lleva a las personas a elegir alimentos menos saludables, lo que sugiere una posible relación bidireccional.
Implicaciones prácticas
El estudio sugiere que adoptar una dieta rica en nutrientes y basada en vegetales, frutas, legumbres y proteínas magras podría ayudar a reducir los síntomas del dolor crónico. Aunque no sustituye otros tratamientos médicos, la alimentación saludable podría ser una estrategia complementaria efectiva para mejorar la calidad de vida.
Por otro lado, los investigadores destacaron que mejorar la calidad de la dieta no solo depende de las decisiones individuales, sino también de políticas que faciliten el acceso a alimentos frescos y nutritivos.
Realizar pequeños cambios, como priorizar alimentos naturales y reducir el consumo de productos procesados, podría marcar una diferencia significativa en el manejo del dolor crónico.