La transformación de los pagos en México
El uso del efectivo ha sido históricamente dominante en la economía mexicana. Sin embargo, en los últimos años, los pagos digitales han empezado a ganar terreno gracias a la penetración del internet, el crecimiento del comercio electrónico y la adopción de nuevas tecnologías financieras. ¿Está el país realmente avanzando hacia una economía sin efectivo?
Pagos digitales: más allá de las tarjetas
Cuando hablamos de pagos digitales, no solo nos referimos a las tarjetas de crédito o débito. Hoy en día, los consumidores mexicanos pueden realizar transacciones a través de:
- Transferencias interbancarias instantáneas (SPEI)
- Aplicaciones móviles como CoDi, Mercado Pago, Clip y otras
- Wallets digitales vinculadas a bancos o fintechs
- Plataformas de comercio electrónico con pagos integrados
El papel de las fintech
Las startups financieras han jugado un rol fundamental en esta transición. Empresas como Klar, Albo, Kueski Pay o Cuenca ofrecen servicios financieros 100% digitales, enfocándose en jóvenes, freelancers y sectores tradicionalmente excluidos del sistema bancario formal.
¿Por qué la gente sigue usando efectivo?
A pesar del crecimiento de los pagos digitales, el efectivo sigue siendo protagonista. Las razones son diversas:
- Alto nivel de informalidad laboral
- Falta de acceso a servicios bancarios en zonas rurales
- Desconfianza hacia las instituciones financieras
- Falta de educación digital y financiera
Además, muchos pequeños comercios aún no aceptan pagos electrónicos por el costo de las comisiones o la falta de infraestructura.
¿Qué impulsa el cambio?
La pandemia por COVID-19 aceleró la adopción digital, ya que millones de personas se vieron obligadas a usar plataformas electrónicas para evitar el contacto físico. También hubo incentivos gubernamentales y programas de inclusión financiera que han impulsado el uso de CoDi y otras herramientas sin comisiones.
Beneficios para consumidores y negocios
Para los consumidores, los pagos digitales representan comodidad, rapidez y seguridad. Para los negocios, permiten mayor trazabilidad, control de ingresos y posibilidad de acceso a financiamiento formal.
¿Hacia dónde va México?
Aunque aún estamos lejos de ser una sociedad completamente sin efectivo, el camino está trazado. La inclusión de pequeños comerciantes, la expansión de cobertura en zonas rurales y una mejora en la educación financiera serán claves para que más mexicanos adopten este tipo de pagos.
Países como Suecia o Corea del Sur ya tienen más del 90% de sus transacciones en digital. México no está ahí, pero el crecimiento sostenido y la innovación constante muestran que el futuro del efectivo está, si no sentenciado, al menos cuestionado.
Una transición inevitable pero desigual
El avance es claro, pero no uniforme. Mientras en ciudades como CDMX o Guadalajara el uso de wallets y transferencias es cotidiano, en regiones rurales aún se depende del efectivo para casi todo. La clave será cerrar esa brecha para que los beneficios del mundo digital sean verdaderamente para todos.