Por: Claudia Torres
La cultura es, sin duda, un aspecto fundamental en la sociedad alemana, pero las noticias provenientes de Berlín, donde se libra una intensa batalla sobre el futuro de la financiación de teatros, orquestas, cines y eventos literarios, sugieren que el panorama está cambiando. Los recortes presupuestarios, que podrían alcanzar hasta un 12%, están afectando tanto a las instituciones culturales más tradicionales como a la escena independiente.
La razón detrás de estos ajustes es la necesidad del estado federado de Berlín de reducir su gasto. “La edad dorada de la cultura ha terminado”, lamenta el Consejo Cultural Alemán, la organización que agrupa a las asociaciones culturales del país. Pero el desafío no se limita solo a Berlín: las dificultades financieras de los municipios, distritos y estados federados son un problema común. Además, el colapso de la coalición del gobierno federal entre los socialdemócratas del SPD, Los Verdes y el FDP, que no ha logrado aprobar el presupuesto para 2025, augura tiempos inciertos para el futuro de la cultura.
El fin de una era de crecimiento en la financiación cultural
En años recientes, la financiación pública para la cultura en Alemania parecía haber tenido un futuro prometedor. Según el Informe sobre Financiación Cultural 2022 de la Oficina Federal de Estadística, el gasto público en cultura aumentó significativamente, pasando de 9.300 millones de euros en 2010 a 14.500 millones de euros en 2020, lo que representó un aumento del 55,1%. Sin embargo, este crecimiento parece haber tocado su fin.
Los recortes han afectado de manera desigual a diferentes instituciones culturales. Por ejemplo, la Berliner Schaubühne, una de las principales compañías teatrales de la ciudad, teme declararse insolvente antes de 2025. El Berliner Ensemble ha tenido que reducir su producción, y otras instituciones como la Volksbühne y el Deutsches Theater también están enfrentando incertidumbre. Además, la remodelación de la Komische Oper ha sido paralizada por el Senado de Berlín.
Adaptación y resiliencia ante el cambio
¿Está Berlín perdiendo su atractivo internacional? Dorothea Gregor, experta en cultura de la Fundación Liz Mohn, cree que los recortes en los fondos culturales reflejan un cambio estructural profundo en el panorama cultural alemán. Según Gregor, muchos teatros han dado por sentado que el dinero seguiría fluyendo de la misma manera que en el pasado, pero ahora es fundamental adoptar un enfoque más emprendedor y explorar nuevas fuentes de financiación.
El impacto de la cultura en la sociedad
Por su parte, Lutz Hillmann, director del Deutsch-Sorbisches Volkstheater de Bautzen, en Sajonia, cuestiona el valor que la sociedad le otorga al arte y la cultura. “Si los políticos deciden que la cultura no es una prioridad dentro de sus responsabilidades, eso tendrá un impacto más allá de lo económico”, advierte Hillmann. Según él, los teatros y orquestas ya no solo cumplen con su función tradicional de entretenimiento, sino que también sirven como espacios de encuentro social, lugares de trabajo con jóvenes y niños, y plataformas para crear redes en la comunidad.
Este impacto es especialmente notable en las zonas rurales, donde la oferta cultural es aún más esencial. “Si no se entiende esto, podríamos enfrentarnos a un descontento social aún mayor, lo que se reflejaría en los resultados electorales”, añade Hillmann.
El papel fundamental de los espacios culturales
Olaf Zimmermann, director general del Consejo Cultural Alemán, también subraya la importancia de los espacios culturales en la actualidad. “Los espacios culturales son esenciales para abordar temas de actualidad, fomentar el discurso democrático, estimular la reflexión y, en última instancia, crear cohesión social”, explica Zimmermann en un artículo reciente en la publicación Cultura y Política. A pesar de los recortes, Zimmermann hace un llamado a que los proyectos más importantes, como la implementación de un canon mínimo para los artistas, la digitalización y la sostenibilidad del sector cultural, no queden atrás.
En ciudades como Colonia o Dresde, los recortes podrían afectar las bases de la infraestructura cultural, poniendo en peligro la continuidad de los proyectos más esenciales para el sector. Sin embargo, la clave está en garantizar que, a pesar de las dificultades financieras, se mantenga el compromiso con el arte y la cultura como pilares fundamentales de la sociedad.