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¿Por qué se normaliza la violencia en redes sociales? Una mirada crítica desde México

El scroll que insensibiliza

Golpes, burlas, linchamientos, amenazas, insultos. Basta con pasar cinco minutos en redes sociales para encontrarse con expresiones de violencia que, en otro tiempo, habrían causado indignación. Hoy, generan likes, risas o simplemente indiferencia. ¿Qué está pasando con nuestra relación digital con la violencia? ¿Por qué tantas personas en México —un país marcado por décadas de agresión estructural— consumen, comparten o incluso celebran ese tipo de contenido?

Una sociedad acostumbrada a la brutalidad

En México, la violencia no es nueva. Está presente en la calle, en la casa, en la política, en los medios. Las redes sociales no la inventaron, pero sí la amplificaron y, en muchos casos, la volvieron entretenimiento. Lo que antes solo veíamos en noticieros ahora lo produce cualquier usuario con un celular. Y muchas veces, lo hace sin filtro, sin contexto y sin consecuencias.

El humor como disfraz

Una de las formas más comunes de disfrazar la violencia es el “humor”. Memes que se burlan de feminicidios, videos donde se golpea a alguien y se musicaliza con canciones graciosas, comentarios que humillan o discriminan a una persona con miles de reacciones de aprobación. El “solo es broma” se convierte en escudo para decir cosas que en el mundo real no se permitirían.

Violencia digital que se vuelve rutina

La exposición constante a este tipo de contenidos genera insensibilidad. Ver una agresión ya no causa impacto, sino que se ve como parte del día a día. Muchas veces ni se distingue entre violencia real y simulada. Y cuando alguien denuncia o señala, se le tacha de exagerado, “generación de cristal” o aguafiestas.

¿Quién educa en redes?

La mayoría de los usuarios acceden a redes desde edades tempranas, sin guía, sin criterio formado y sin acompañamiento. Las plataformas están llenas de contenido violento que no se modera adecuadamente, mientras los algoritmos premian lo que genera más interacción… y lo violento suele ser más viral.

Cuando la agresión se vuelve tendencia

Los linchamientos digitales son otro fenómeno que refleja esta normalización. Basta con que alguien cometa un error o sea acusado (con o sin pruebas) para que miles lo insulten, lo amenacen o se burlen públicamente. La violencia colectiva se vuelve espectáculo, y se justifica bajo el argumento de la “justicia social”. Pero muchas veces es solo venganza disfrazada de activismo.

Casos que se olvidan rápido

Lo más grave es que todo eso dura poco. Un escándalo hoy, mañana ya nadie lo recuerda. Pero la persona afectada se queda con el daño emocional, psicológico o incluso físico. La violencia se vuelve desechable, como el contenido mismo.

¿Y los responsables?

Las plataformas digitales han sido omisas. Aunque existen políticas contra discursos de odio o violencia gráfica, muchas veces se aplican tarde o de forma selectiva. También hay una falta de regulación seria en México que obligue a las redes a responder ante la violencia que permiten circular.

El papel del usuario

La normalización no es culpa solo del sistema: también es responsabilidad de quienes consumen, comparten o callan ante estos contenidos. La cultura digital se construye con cada clic, cada comentario, cada “me divierte”. Si la violencia genera engagement, es porque alguien está del otro lado alimentándola.

¿Qué podemos hacer?

Cuestionar. Frenar el impulso de compartir lo violento “porque es viral”. Denunciar contenido que humilla o agrede. Conversar con jóvenes sobre lo que ven en redes. Promover otros tipos de contenido que no dependan de lo cruel o lo burlesco para llamar la atención. La responsabilidad es colectiva.

Violencia digital, reflejo del mundo real

Las redes sociales no son otro mundo: son el espejo de lo que ya somos como sociedad. Si normalizamos la violencia en línea, también lo haremos fuera de pantalla. Por eso urge repensar qué estamos consumiendo, a quién estamos escuchando y qué tipo de comunidad queremos construir con cada post.

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