El miércoles 13 de noviembre, los presidentes electos Donald Trump y Joe Biden se reunieron por primera vez en la Casa Blanca, marcando un momento clave en el traspaso de poder que tendrá lugar el 20 de enero. La escena, en la Oficina Oval, fue inusualmente tranquila, con ambos líderes sentados cerca de un fuego, lejos de las tensiones políticas que caracterizaron su rivalidad durante los últimos años. Biden dio la bienvenida a Trump, asegurando que el proceso de transición sería ordenado y que harían todo lo posible para facilitar el cambio de gobierno.
Aunque sus respectivos equipos tienen profundas diferencias en temas como el cambio climático, Rusia y comercio, el encuentro en la Casa Blanca fue una notable muestra de respeto institucional. Trump, quien asumirá la presidencia en enero, agradeció a Biden por la “transición suave” y destacó la importancia de mantener un proceso pacífico, aunque, en los últimos años, ambos se han atacado públicamente en múltiples ocasiones. Este encuentro simbólico refleja el compromiso de Biden con el traspaso de poder tradicional, una práctica que, aunque ya se había visto comprometida en 2020, ahora se vuelve esencial en el marco de la sucesión presidencial.