La diabetes tipo 2 sigue siendo uno de los principales desafíos de salud pública en México, afectando al 18.4% de la población adulta, según datos de 2023. Sin embargo, el diagnóstico temprano sigue siendo un obstáculo importante, ya que solo una tercera parte de las personas con diabetes han sido diagnosticadas. Aunque las recomendaciones internacionales sugieren realizar pruebas de glucosa a partir de los 35 años, en México también es crucial que los jóvenes entre 20 y 35 años con factores de riesgo se sometan a estos exámenes periódicos. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son esenciales para evitar complicaciones graves como enfermedades cardiovasculares y daño renal.
A pesar de que el 93% de las personas diagnosticadas con diabetes reciben tratamiento farmacológico, más de una cuarta parte no asiste a consultas médicas, lo que impide un control adecuado de la enfermedad. La falta de seguimiento adecuado contribuye a que solo una de cada cuatro personas logre controlar sus niveles de glucosa. Para mejorar el manejo de la diabetes, es fundamental que los pacientes no solo asistan a consulta, sino que también sigan rigurosamente el tratamiento y controlen otros factores de riesgo, como la hipertensión y el colesterol. La prevención, la detección temprana y el control médico continuo son clave para evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.